sábado, 30 de abril de 2011

Cádiz, mil historias en mi cabeza.

Si hay un sitio fuera de Canarias, que para los Carrillo tiene un significado especial, es Cádiz. En la calle Velázquez, cerca del Estadio Ramón de Carranza y a menos de cinco minutos  de la playa, una calle, un edificio y sobre todo una "venta", la "venta de Juan", en donde transcurrieron muchas de las historias que se han contado siempre en las reuniones familiares, eran tema recurrente, el Torneo Carranza, la playa, el vecino del yorkshire  y como ya dije, Juan, las partidas de dados y el jugarse las cervezas a "los chinos", además de la mítica expresión de "Shico, hoy no me formes piriñaca,vale?", que hablaba bastante bien de la época de estudiante de mi padre y de mi tío.
Quizás por ello, por haber estado oyendo toda la vida hablar bien de Cádiz, del adobo, del Carranza, del Mentidero, la Alameda, los carnavales, las chirigotas y sobre todo la gente, bastante se oía en casa aquello de "cuando yo estudiaba en Cádiz.." y alguna historia de algún personaje, desde un niño al que metieron en la ducha a la fuerza y después iría cada semana a ducharse a aquel piso de la Calle Velázquez, hasta la de un brasileño que conocía a Pelé en aquellos tiempos en que el Trofeo Carranza era una congregación de estrellas de alto nivel, por todo ello, ya no digo quizás, ya digo que con toda seguridad, el día que llegué a Cádiz, al bajar de la guagua que me llevaba desde Sevilla, no tuve la sensación de llegar a un sitio nuevo, sí a un sitio que quería ver y conocer, sí a una ciudad que quería conocer con mi padre, pero en ningún momento me sentí extraño, iba con una amiga de Teror y salvo los caminos, el cómo llegar de un sitio a otro, yo conocía más que ella, sabía a dónde tenía que ir, obviamente, la visita a "la venta de Juan" era obligatoria, conocía determinadas palabras que en Canarias no se usan y sabía lo que tenía que comer y gracias a unas amigas de allí, sabía en parte, dónde podría comer aquello que de entrada sabía que era lo apropiado.
Todo esto que cuento, tiene su sentido, sí, hoy hablando en la comida, caí en la cuenta de que Cádiz es parte de la familia, casi tanto como cualquiera de las islas por las que haya pasado mi familia, tanto es así, que esta canción era de las más cantadas en casa, no me costó encontrarla, las últimas palabras están grabadas a fuego en mi memoria.

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